Esta mañana, mientras hacía mis tareas habituales, me encontré con un objeto curioso. Se trataba de un pañal de diminutas proporciones. A simple vista, podría parecer el accesorio de una muñeca, pero no, era algo totalmente diferente.
Este pañal de simpático aspecto, era en realidad un pañal para prematuros extremos. Sí, has leído bien. En ocasiones, estos pañales incluso resultan grandes para estos pequeñines.
Inmediatamente me vino a la mente la imagen de un bebito, muy pequeño, que no esperó a que el ciclo normal de embarazo terminara para venir al mundo.
Recuerdo vívidamente a Luca, quien decidió nacer a las 24 semanas. Parecía tener mucha prisa.
Su mamá estaba internada debido al riesgo de parto prematuro y ya llevábamos dos semanas preparándonos para su llegada anticipada en la unidad neonatal. Cuando nos avisaron a las 02.30 hs de madrugada que Luca nacería pronto, todos en la UCIN ya estábamos preparados.
Luca llegó a las 03.10 hs, pesando tan solo 510 gramos. Era pequeñito, realmente pequeño, pero con un espíritu vital y luchador. Nos esforzamos en cuidarlo y estabilizarlo.
A las 04.20 hs ingresó su papá y, al ver a su hijo tan pequeño pero tan fuerte, no pudo evitar quebrarse en lágrimas. Desde aquel instante, hasta el día en que finalmente pudieron llevarlo a casa, estuve [o estuvimos si el blog es de varias personas] a su lado acompañándolos.
Le sugerí a su papá que sacara una foto a Luca con su pequeño pañal para presentarlo a su mamá. Durante la estancia de Luca en el hospital, vivimos muchas aventuras con él y sus padres. Pero lo que siempre recuerdo con una sonrisa es el rostro de felicidad de su mamá cuando pudo abrazar a su pequeñín por primera vez.
Seguro se preguntan, ¿cómo puede ser un pañal tan pequeño? ¿Alguna vez tuviste esa imagen en tu mente?
¿Ha nacido alguno de sus seres queridos antes de tiempo? ¿Han tenido la oportunidad de ver un pañal tan pequeño?